Atardecía
cuando salí del trabajo. El día había estado soleado después de una semana
oscuramente gris, atiborrada de lluvia y decorada con paraguas que iban y
venían por las calles de la ciudad tropezando con todo a su paso. Cuando el sol
pasa varios días tapado, entre las nubes y el cielo, y todo es de color
grisáceo, uno tiende a olvidarse de cómo era esa imponente figura de forma
circular que ilumina todo desde arriba. Para llegar a Marcos Paz debo tomar el
subte B en Chacarita y caminar hasta la terminal de combis, una solución rápida
ante la escasez de tiempo. Siete cuadras me separan de la estación Federico
Lacroze. En esas siete cuadras el barrio de Chacarita muestra un encanto que no
se vive en días hábiles: los negocios comerciales decoran el recorrido, y las
veredas, al igual que las paradas de colectivos, se ven vacías, no rebalsan de
gente apurada y uno no choca con la realidad de aquellos que quedan fuera del
sistema. La entrada al ferrocarril Urquiza también brilla por la ausencia de la
hora pico y los olores y presencia de vendedores ambulantes, pero la famosa
pizzería El Imperio permanece atestada de gente.
Dispongo de menos de una hora para llegar a la terminal de combis en el centro de la ciudad. Normalmente, si el sistema funciona sin interrupciones media hora es más que suficiente para ganarle al tirano Crono. El trayecto: Federico Lacroze - Carlos Pellegrini. Diez de las diecisiete estaciones que recorre la "línea roja de subte", término vulgar que utilizamos para mencionarla. La línea B de subte se inauguró el sábado 17 octubre de 1930 y estuvo a cargo de "Lacroze Hnos. y Cía.". Ese fin de semana viajaron en sus vagones 380.000 pasajeros, de acuerdo con el sitio de la concesionaria Metrovías. Según un informe de “SUBTE.data” en el primer semestre de 2017 viajaron 807.797 pasajeros por fin de semana en esta línea. Un caudal que se reduce casi un tercio en comparación al más de millón 200 mil pasajeros que viajan semanalmente en la conexión Juan Manuel de Rosas-Leandro N. Alem. Teniendo en cuenta un informe de la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad, publicado en 2016, en el año 1936 se contabilizaron casi 6.000.000 de habitantes en la Provincia de Buenos Aires, más del 15% de esta población de la provincia utilizo el subterráneo en la inauguración. El último censo, realizado en 2010, arrojó un total de 15.595.000 habitantes, el 19% de la población que utilizó el subterráneo el primer semestre de 2017. Pero al tiempo que los hermanos Lacroze inauguraban la línea B el sistema solo contaba con dos líneas, mientras que hoy día el sistema cuenta con seis. La cantidad de pasajeros que los fines de semana utilizan esta línea es directamente proporcional a la que finaliza o comienza su recorrido en el centro comercial Abasto shopping, que conecta la estación Carlos Gardel.
Dispongo de menos de una hora para llegar a la terminal de combis en el centro de la ciudad. Normalmente, si el sistema funciona sin interrupciones media hora es más que suficiente para ganarle al tirano Crono. El trayecto: Federico Lacroze - Carlos Pellegrini. Diez de las diecisiete estaciones que recorre la "línea roja de subte", término vulgar que utilizamos para mencionarla. La línea B de subte se inauguró el sábado 17 octubre de 1930 y estuvo a cargo de "Lacroze Hnos. y Cía.". Ese fin de semana viajaron en sus vagones 380.000 pasajeros, de acuerdo con el sitio de la concesionaria Metrovías. Según un informe de “SUBTE.data” en el primer semestre de 2017 viajaron 807.797 pasajeros por fin de semana en esta línea. Un caudal que se reduce casi un tercio en comparación al más de millón 200 mil pasajeros que viajan semanalmente en la conexión Juan Manuel de Rosas-Leandro N. Alem. Teniendo en cuenta un informe de la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobierno de la Ciudad, publicado en 2016, en el año 1936 se contabilizaron casi 6.000.000 de habitantes en la Provincia de Buenos Aires, más del 15% de esta población de la provincia utilizo el subterráneo en la inauguración. El último censo, realizado en 2010, arrojó un total de 15.595.000 habitantes, el 19% de la población que utilizó el subterráneo el primer semestre de 2017. Pero al tiempo que los hermanos Lacroze inauguraban la línea B el sistema solo contaba con dos líneas, mientras que hoy día el sistema cuenta con seis. La cantidad de pasajeros que los fines de semana utilizan esta línea es directamente proporcional a la que finaliza o comienza su recorrido en el centro comercial Abasto shopping, que conecta la estación Carlos Gardel.
El trayecto recorre la Avenida Corrientes y finaliza en la arteria principal de la ciudad, pasando por uno de los principales centros comerciales como lo es el barrio Abasto, donde el famoso Carlos Gardel se crió y "el bandoneón mayor de Buenos Aires", Aníbal Troilo, nació. Un recorrido por la historia porteña y dónde la cultura popular del tango recobra su espíritu por las noches entre la clásica urbe porteña de calles angostas y empedrados de antaño. Curiosamente y sin desviarme del trayecto, la estación siguiente a la que lleva el nombre del gran tanguero, permite recorrer cuatro líneas de subterráneo. La moderna línea H atraviesa a lo ancho, mediante la avenida Pueyrredón, la ciudad. Fue la última inaugurada (en 2007) por el gobierno de la ciudad bajo el mandato del actual presidente de la nación, Mauricio Macri.
Llego finalmente a la estación destino. Al salir a la superficie me encuentro con un paisaje atiborrado de carteles publicitarios luminosos, al estilo de las grandes ciudades capitalistas. Un ambiente cosmopolita rodeado de hoteles de cuatro estrellas y edificios que obligan a levantar la cabeza cual turista. Un paisaje que tiene como frutilla del postre al gigante obelisco y su jardín vertical con las siglas BA decorando el frente norte. Este jardín fue inaugurado en la Plaza de la República el 19 de marzo de 2016 por el ministro de Ambiente y Espacio Público, Eduardo Machiavelli, con el fin de generar conciencia por el cambio climático y sumarse a La Hora del Planeta, que se celebra en todo el mundo. En su inicio el jardín contaba con 6.300 plantas de 23 especies diferentes. Hoy, tristemente sufre altibajos por el cambio de clima y el poco mantenimiento que se le da a la obra.
Son
las 17.30 y llego sin problemas a la terminal de combis que sale del subsuelo
de la avenida 9 de Julio y Sarmiento, un centro donde operan alrededor de 550
combis para 65.000 personas, según el sitio oficial del Gobierno de la Ciudad.
Anteriormente solía ser un estacionamiento subterráneo para 650 autos. No veo
mucho fluido de gente, nuevamente de los buenos paisajes que ofrecen los fines
de semana sin el caudal habitual de gente. Según un estudio de la Ciudad de
Buenos Aires realizado en 2015, en 2014 casi la mitad de los trabajadores de la
Capital Federal residían en el conurbano bonaerense, y la tendencia va en
aumento, aunque sin números oficiales. El número: 1 millón 200 mil personas, lo
mismo que viajó de lunes a viernes en la línea B de subte el primer semestre de
2017. Y el precio es el equivalente a 24 viajes en subterráneo.
Sobre
la hora de salida la combi hace su aparición. El chofer, un joven bien afeitado
y vestido con camisa azul, busca mi nombre en la lista y lo encuentra antes que
saque mi billetera del bolsillo para pagar. El vehículo no atesta de gente como
suele ser y encuentro un lugar fácilmente. El recorrido no da grandes paisajes,
solo muestra la urbe desde la altura de la autopista y autos que van y vienen:
es el camino rápido por la mencionada escasez de tiempo. Durante el viaje, de
alrededor de hora y cuarenta y cinco minutos, uno se puede dar el beneficio de
dormir sentado o leer un libro en el que está atrasado, y hasta adelantar tarea
o simplemente escuchar música. Es un tiempo libre, de ocio, con sus pequeñas
limitaciones, pero muy aprovechable.
A
las 18.45, y tras atravesar la autopista “Acceso Oeste”, el camino de la ribera
y la ruta provincial 40, bajo el pseudónimo de “pueblo del árbol”, Marcos Paz
hace su aparición. Bautizada así por el poeta y escritor Mario J. Grand. Una
ciudad de más de 50.000 habitantes, según el INDEC, y cabecera del partido
homónimo. La ciudad no es un lugar de gran renombre ni grandes pretensiones,
pero ha sido cuna de varias figuras de la historia del país como el dictador
Juan Carlos Onganía, o los deportistas Rodolfo Arruabarrena y Braian Toledo,
entre otros. Al bajar de la combi recorro a pie el casi kilómetro que me lleva
hasta la casa de mi viejo. La famosa Parroquia San Marcos Evangelista da siete
campanadas. Durante el trayecto veo lo contrario a lo que dejé en Capital
Federal: gente en cada bar, restaurante, y gente caminando y pedaleando,
recorriendo los comercios del pueblo a pesar del frío que abraza la noche. Dejo
atrás el paisaje atiborrado de árboles transitando la avenida principal y llego
a la cuadra de casa. Unas pocas luces iluminan la caminata y puedo ver con
facilidad la calle de tierra que rodea la manzana. Allí pasé los mejores días
de mi corta vida, corriendo por la calle de mi barrio, jugando a las
escondidas, al gallito ciego y al fútbol, con mis hermanos y amigos que pasaron
para dejar lo suyo. Camino y pienso, uno nunca debe olvidar las raíces, perder
la esencia, ni mucho menos apartar a los que quiere. Por eso, cuando puedo
vuelvo, porque siempre es bueno volver a donde todo comenzó hace 26 años atrás.
Comentarios
Publicar un comentario