El mundo sufrió masivos
cambios a lo largo de los siglos de mano de las potencias
Occidentales europeas -y Estados Unidos. Francia, Gran Bretaña,
Rusia y EEUU como grandes colonizadores, que impusieron sus culturas
en cientos de regiones, fueron también artífices de acuerdos
secretos -y no tan secretos- e interesados por el control, bajo áreas
de influencia, y la explotación de los recursos naturales -no
renovables- a costa de fagocitar culturas establecidas, que carecen
de defensa militar para así evitar el avance y la zozobra tanto
cultural como económica de sus propios Estados indefensos. La Primer Guerra
Mundial, que vio su inicio en la muerte del archiduque Francisco
Fernando -heredero del trono del Imperio Austrohúngaro-
y su esposa Sofía Chotek en Sarajevo el 28 de
junio de 1914, seguido de la escalada tensión entre el mismo imperio
-en busca de expansión territorial junto a la Triple Alianza
(Imperio Alemán, Imperio Austrohúngaro
e Italia)- y la Triple Entente (coalición
conformada por Francia, Gran Bretaña y el
Imperio Ruso), dio la chance de un acuerdo -como en
toda guerra entre potencias aliadas- para repartirse Medio
Oriente -por entonces en manos del Imperio Otomano,
quien con la intención de reafirmar sus territorios, y borrar el
mote de "el enfermo de Europa", decidió participar
del hecho bélico aliado a la Triple Alianza- en zonas de influencia
para control del área territorial que éste comprendía si
resultaban victoriosos. Gran Bretaña y Francia lograron una correcta
lectura, en medio del conflicto mundial armado, de las intenciones de
los países árabes de separarse del Imperio Otomano, por entonces ya
en debacle con la liberación de los países Balcanes (Grecia,
Bulgaria, Rumania, Serbia, Montenegro y Albania). Promovieron el
nacionalismo en la región y crearon monarquías independientes
árabes controladas por Gran Bretaña de manera indirecta.
Los
actores
Mark Sykes fue un
teniente coronel del ejército británico, y abogado perteneciente al
partido conservador, en la Primer Guerra Mundial quien ya habiendo
escrito dos libros sobre Medio Oriente y las provincias turcas del
Imperio Otomano se convirtió en embajador honorario en
Constantinopla -última capital otomana, actual Estambul,
capital financiera de Turquía. Su trabajo en la oficina del
secretario de Estado para la guerra tuvo su auge durante el
desarrollo bélico entre la Triple Alianza y la Triple Entente. Apoyó
la creación -aunque no muy de acuerdo ya que era un ferviente del
sionismo (movimiento político judío)- de la Oficina Árabe
para apoyar la lucha de estos contra el ejército Otomano. La otra
cara de esta dicotomía estaba comprendida por Fraçois
Georges-Picot. Este abogado y diplomático, miembro del
Partido Colonial Francés, fue Consúl General de Francia en Beirut
-capital del Líbano. En consecuencia de su experiencia en la
zona, fue atraído por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia
para abogar sobre el control de los francos en Siria
-provincia otomana. También fue embajador de Francia en Argentina
tras la Primer Guerra Mundial.
Las
consecuencias
Según el acuerdo
secreto, a Gran Bretaña le correspondía el Sur de
Irak, Transjordania, enclaves como los puertos de Acco
y Haifa y una porción de tierra comprendida entre el río
Jordán y el mar Mediterráneo. Francia tendría
bajo su dominio Siria, El Líbano, el norte de
Irak y el sudeste de Turquía. Finalmente, Rusia
se quedaba con el estrecho de los Dardanelos -que conecta el
mar de Mármara con el mar Negro y el mar Egeo
con el Mediterráneo-, Estambul y los distritos
armenios del Imperio Otomano1.
Tras la victoria de las
potencias lideradas por Gran Bretaña, y la caída del Imperio
Otomano -en 1923- el mundo árabe no fue el mismo. Bajo promesas de
una Gran Arabia hermanada por el Islam como
religión predominante, de ala suníi, las naciones árabes
y aliados se vieron enredados en interéses por el control del
petróleo de las zonas aledañas y controladas por Occidente. La
creación del Estado de Israel -el 14 de mayo de 1948 por la
ONU, primero dividiendo Palestina en un estado árabe y
otro judío- patrocinado por Estados Unidos, también devino
en diversos problemas armados y territoriales como la expulsión de
la misma Palestina de sus territorios, haciendo así crecer el
nacionalismo en la región y promoviendo una guerra árabe-israelí
que abriría otros conflictos como la Crísis del Canal de
Suez (1956), la Guerra de los Seis Días (1967), la Guerra
de Yom Kippur (1973) o las intifadas palestinas de 1987 y
2000. Opulencia y obediencia Occidental, sumado al interes
religioso, fueron los motivos para la reacción de grupos
fundamentalistas como Al Qaeda, Hamas, Hezbollah, o el Estado
Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) y su califato
proclamado en 2014 en la ciudad de Mosul, Irak. El inicio del
actual conflicto vio su primera aparición en el acuerdo firmado
entre Gran Bretaña y Francia, con anuencia del Imperio Ruso,
el 16 de mayo de 1916 (hace 101 años) denominado Acuerdo
Sykes-Picot o Acuerdo de Asia Menor, que para los
eruditos del tema no fue tan menor.
1.
Kopel, Ezequiel. (2016). La disputa por el control de Medio
Oriente. Villa María, Córdoba, Argentina: Eduvim.
*Nota publicada en la edición Mayo-Junio de la revista gráfica Cultura Pueblo (Marcos Paz, Pcia de Buenos Aires).
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